“Me pasé toda la vida preguntándome sobre la función del recuerdo, que no eslo contrario del olvido, sino más bien su reverso. No recordamos, reescribimos la memoria como se reescribe la historia”, dijo Chris Marker, un director que, al igual que Nicolás Prividera, siempre consideró al cine como una herramienta contra el olvido, que nunca debe dejar delado la política y debe mostrar las consecuencias que ejerce sobre la sociedad. En Adiós a la memoria un padre registra la vida de su hijo en filmaciones caseras, imágenes que más tarde su hijo, ante la enfermedad irreversible de su progenitor, utiliza para realizar una película que da cuenta de la difícil relación entre ellos y la historia de un país que parece insistir en no aprender de sus errores.